En nuestra búsqueda de sentido, los seres humanos lo hemos experimentado todo: desde las insondables profundidades de los océanos hasta las alturas más salvajes del cielo terrenal, solo para encontrarnos cada vez más sedientos, formulando preguntas cada vez más grandes, y hallando significado únicamente en el mismo acto de responderlas, ad infinitum. Así, la vida, en su misma dinámica y naturaleza, es una historia críptica y delicada, una que no puede dejar de clamar por un desentrañamiento perpetuo de sus más cruciales complejidades.
Es dentro de esta inquietud existencial que nosotros, como aspirantes Gauḍīya Vaiṣṇavas, tenemos la oportunidad de vislumbrar la historia más grandiosa jamás contada: el Bhāgavata. Esta obra maestra sin precedentes retrata la vida amorosa del Absoluto. También se considera la palabra final de Śrīla Vyāsadeva, en la cual su pluma alcanzó la inmortalidad y la plena satisfacción. Pero ¿por qué este tratado en particular (entre tantos escritos por su autor) brindó un deleite especial a la mente de Vyāsa? Intentemos juntos encontrar una respuesta, y al hacerlo, encontrarnos con una bienaventuranza eterna y sustancial…
El Bhāgavata presenta el significado último del samādhi (inmersión devocional), y fue escrito en el encantador lenguaje del trance (samādhi-bhāṣya). Por ello, solo es comprensible para aquellos capaces de ingresar en ese léxico único. Así que, si queremos penetrar en el singular samādhi del Bhāgavata como Gauḍīyas, nuestro primer deber es ofrecer el debido honor a la manifestación de éxtasis estético-sacral de Śrī Caitanya. ¿Por qué? Porque si hubo un solo libro que Mahāprabhu abrazó como su mismo corazón, fue el Bhāgavata. Y de ese abrazo total surgió su propia cultura interior extática. Más tarde, los Seis Goswāmīs, principales representantes de Gaura, teologizaron acerca del arrebato de Gaura, dando forma a lo que hoy conocemos como la Gauḍīya sampradāya.
Una sampradāya es una escuela de pensamiento que transmite (pradāya) plenamente (sam) las enseñanzas y el horizonte espiritual-emocional de dicho linaje. Como seguidores del cauce de Śrī Caitanya, aceptamos el Bhāgavata como nuestra piedra angular. En él, tanto el precepto como el sentimiento están representados con pureza, invitándonos a todos a habitar las páginas eternas de este poema filosófico, tal como lo hizo el mismo Mahāprabhu (el Bhāgavata personificado en todo el sentido de la palabra), revelando las implicancias más profundas de vivir en el Bhāgavata: el ejemplo extático de Śrī Caitanya fue el más extremo de toda la historia religiosa, su bienaventuranza espiritual se desbordó como una cascada, mostrando un rebose incontenible de gozo divino.
Desde su misma apertura, el Bhāgavata nos insta a entrar en la corriente de Mahāprabhu mediante una de las condensaciones de palabras más sagradas jamás pronunciadas: satyaṁ paraṁ dhīmahi. Esta expresión, de carácter sūtrico, podría traducirse como: “Entreguemos lo mejor de nuestra inteligencia para meditar perfectamente (dhīmahi) en la forma suprema (paraṁ) de la verdad última (satyaṁ)”.
Además de indicar claramente que el Bhāgavata constituye un comentario perfecto al Vedānta-sūtra (como lo afirmó el mismo Mahāprabhu), esta línea también alude a la naturaleza gāyatrī-esca de esta obra. Desde tiempos inmemoriales, tanto el Veda como el Vedānta han emanado de Gāyatrī-devī. Puesto que ella misma es una manifestación de Divya Sarasvatī (la diosa de la civilización mística) y no es diferente de la energía interna de Śrī Kṛṣṇa, podemos comprender por qué el Bhāgavata se enfoca exclusivamente en el medio principal para alcanzar la cumbre de la perfección espiritual: el Kṛṣṇa bhakti que culmina en Kṛṣṇa prema. Naturalmente, esto hace del Bhāgavata el fruto maduro del árbol de deseos del canon védico.
Todo śāstra (así como la realidad misma) puede leerse desde una óptica literal, interpretativa o esotérica; de igual modo, nuestros ācāryas han explicado el concepto de satyaṁ paraṁ dhīmahi desde múltiples perspectivas y disposiciones emocionales. En su famoso Sārārtha-darśinī-ṭīkā, Śrī Viśvanātha Cakravartīpāda ofrece cinco significados distintos del primer śloka del Bhāgavata, presentando satyaṁ paraṁ dhīmahi en términos multidimensionales y en crescendo. Allí, establece un interesante paralelo con el primer aforismo del Vedānta-sūtra—athāto brahma-jijñāsā—describiendo estas tres palabras como una meditación sobre el bhakti mismo que, en última instancia, enseña cómo ofrecer servicio devocional amoroso a Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa sin el más mínimo rastro de engaño.
De forma similar, Śrīla Jīva Goswāmī explica: “Los pasatiempos de Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa son eternos (satyaṁ). Por tanto, medito (dhīmahi) en estos dos (paraṁ) que son en realidad uno en mahābhāva y uno como potencia y posedor de potencia”[1]. En esta conexión, Śrī Jīva enfatiza que la palabra satyaṁ (existente) implica una unión inmutable entre Rādhā y Kṛṣṇa. Para respaldar su punto, cita la filosofía Vedānta, donde satyaṁ se refiere a aquello que existe en los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Además, Śrī Jīva señala que satyaṁ aquí está calificado por paraṁ (supremo), lo cual indica que la unión entre Rādhā y Kṛṣṇa no solo es real e inmutable (satyaṁ), sino también suprema (paraṁ), ya que no hay una calidad e intensidad de amor semejantes en ninguna otra parte. Así, desde su primer verso, el Bhāgavata señala que la verdad última (satyaṁ paraṁ) son Śrī Śrī Rādhā-Kṛṣṇa, eternamente unidos en el más alto prema exultante.
Al mismo tiempo, siguiendo la idea de upakrama–upasaṁhāra (que sugiere que al prestar especial atención a las declaraciones iniciales y finales de un texto puede discernirse su intención más profunda), observamos que satyaṁ paraṁ dhīmahi aparece no solo al inicio del Bhāgavata, sino también al final (12.13.19). En esta última sección, el Bhāgavata vuelve a invitarnos a volcar lo mejor de nuestras facultades al servicio de la Verdad Absoluta, pero esta vez el texto ofrece indicaciones aún más precisas sobre cómo hacerlo. Luego de miles de versos llenos de enseñanza y metanarrativa reveladora, el Bhāgavata invoca su afirmación inicial una vez más, pero ahora desplegando por completo tanto el medio como la meta de satyaṁ paraṁ dhīmahi. Esta culminación cardinal se manifiesta finalmente en el último śloka del Bhāgavata, que representa su conclusión y prospectiva final:
“Ofrezco mis respetuosas reverencias al Señor Supremo Hari, cuyo canto congregacional de los santos nombres destruye todas las reacciones pecaminosas, y a quien ofrecer reverencias alivia todo sufrimiento material”[2]
El Bhagavad-gītā culmina donde el Bhāgavata comienza, pero aquí Vyāsa pone a descansar la pluma del Bhāgavata, entregándonos a los pies del prema-saṅkīrtana de Śrī Caitanya. Así, la meditación supremamente veraz (satyaṁ paraṁ dhīmahi) promovida por el Bhāgavata es el śrī-harināma-saṅkīrtana, con su doble fruto: liberación de toda inauspiciosidad y concediéndonos una visa para una morada eterna en el más elevado reino del amor apasionado.
Tal como revela el Caitanya-caritāmṛta (2.25.147) en términos de orientación conceptual (sambandha), el objeto supremo de nuestro afecto (representado en el Bhāgavata como satyaṁ paraṁ) puede referirse tanto a Rādhā-Kṛṣṇa como a Mahāprabhu, ya que Mahāprabhu es el resultado de la unión de Rādhā y Kṛṣṇa. Para expresar el principio de abhidheya (el medio), se ha utilizado el término dhīmahi en plural (“meditemos/adoramos”), indicando así la naturaleza congregacional (saṅ) de este tipo único de celebración (kīrtana), predicho por el Bhāgavata e inaugurado plenamente por Śrī Gaurasundara.
Finalmente, el Bhāgavata culmina expresando su prayojana-tattva (la verdad sobre la necesidad última del alma) en la forma del prema inmaculado de Śrī Rādhā, del cual emana el mismo nombre del Bhāgavata: el bien conocido término Gauḍīya Śrīmad Bhāgavatam no es otra cosa que una forma de decir Rādhā Bhāgavatam, es decir, el éxtasis divino (mada) de Śrī Rādhā hacia la expresión más elevada de Bhagavān, Śrī Kṛṣṇa.
Esta locura sagrada es la que Śrīman Mahāprabhu absorbió y personificó a través de su līlā y de su legado, y está perfectamente representada en la combinación suprema de palabras que ofrece el Bhāgavata: satyaṁ paraṁ dhīmahi. Por ello, oro por permanecer siempre absorto en la contemplación de esta verdad suprema—o, como diría Gaura con sus propias y más célebres palabras: kīrtanīyaḥ sadā hariḥ.
[1] Comentario Krama-sandarbha de Jīva Goswāmī al Śrīmad Bhāgavatam 1.1.1.
[2] Śrīmad Bhāgavatam 12.13.23.