Más Allá de Ātmārāma (Parte 1): El Más Alto Alcance de la Insatisfacción Divina

Cuando se le preguntó al famoso Diógenes acerca de quién era la persona más satisfecha en la Tierra, él respondió de inmediato con la respuesta más obvia de la época: Dios. Luego, cuando el investigador solicitó otra posible respuesta que podría no incluir la divinidad, Diógenes dijo: “aquella persona que esté más cerca de Dios”. Muchos de nosotros podemos quizás quedar completamente satisfechos con esta línea de pensamiento, en donde el Absoluto es descrito como ātmārāma o autosatisfecho, pero ¿qué tan cierto es esto realmente? ¿Se encuentra Dios real y absolutamente satisfecho? Y si es así, ¿cómo se expresa dicha satisfacción en su dinámica diaria?

Cuando llegamos a la perspectiva general de la revelación (cualquiera sea la tradición, incluyendo el hinduismo), uno de los principales atributos del Absoluto que naturalmente se manifestará es el de su completitud. Esto se expresa en declaraciones upanisádicas clásicas como oṁ pūrṇam adaḥ pūrṇam idaṁ, lo cual implica que Dios no solo es absolutamente completo, sino que todo lo que emana de él también lo es. Nada existe fuera de Dios; él es la única realidad absoluta no dual a ser conocida. Al mismo tiempo, de acuerdo a Sriman Mahaprabhu, las palabras de los Upaniṣads resuenan muy lejos de aquel lugar donde hari-kathā nos puede llevar. Entonces, incluso si el abstracto y metafísico canon védico personificado en los Upaniṣads dice que Dios es completo, podríamos debidamente considerar que textos como el Bhāgavata (el cual yace muy por encima del alcance védico normal) pueden contarnos una historia diferente. Y de hecho lo hacen.

Si somos lo suficientemente valientes como para sumergirnos en las páginas del Śrīmad Bhāgavatam, gradualmente descubriremos una perspectiva teológica bastante desconcertante, la cual, entendida apropiadamente, florecerá en la forma del mayor encanto imaginable: la concepción de Vraja Kṛṣṇa. Este acercamiento a lo divino incluirá sin duda alguna el más alto grado de majestuosidad (lo cual constituye la idea total de Dios para muchos de nosotros), pero también incluirá un atributo casi impensable: en Vraja, en su hogar, la divinidad de Bhagavān quedará enterrada bajo capas y capas de intimidad. El Para Brahman se convierte así en un juguete en manos de sus devotos, un títere en el contexto de lo que podríamos llamar svarūpa-śaktyānanda.

Esta clase única de rapto extático es presentada por nuestro tattva-ācārya, Śrīla Jīva Goswāmīpāda, en su Prīti Sandarbha (Annucheda 63). Allí, Śrī Jīva declara que Bhagavān saborea principalmente cuatro variedades de ānanda, conocidas como svarūpānanda, mānasānanda, aiśvaryānanda y svarūpa-śaktyānanda. Estas se refieren respectivamente a la dicha que Bhagavān deriva de su propio ser, mente y opulencia, y, por último, pero no menos importante, la alegría que él deriva del amor de sus devotos. Esta última forma de ānanda, svarūpa-śaktyānanda, considerada por Śrī Jīva como la mejor de todas (y que de hecho incluye a mānasānanda y aiśvaryānanda dentro de sí en la forma de subdivisiones), nos habla acerca de cómo Dios saborea su propia existencia a través de la existencia de aquellos para quienes él vive, y viceversa. Para una descripción más clara de esta compleja realidad teológica, Śrī Jīva se refiere a la bien conocida analogía de la flauta: un flautista puede que silbe y así cree un sonido particular mediante el aire, pero si él vierte ese mismo aire en los agujeros de su flauta, su silbido previo tomará otra forma, una vibración mucho más agradable. De manera similar, puede que Bhagavān experimente su propia dicha inherente en la forma de svarūpānanda, pero cuando ese mismo ānanda (el aire) elige expresarse en relación con su propio svarūpa-śakti (la flauta), el aire sonará mucho más bellamente: y de hecho así lo hace, tanto en sentido figurado como literal.

De esta manera, el svarūpa-śakti posee un gusto propio al residir dentro de Kṛṣṇa, siendo extremadamente gustoso en sí mismo. Pero cuando dicho gusto se expresa a sí mismo al implantarse en el corazón de los devotos de Kṛṣṇa, el mismo se ve enriquecido, condensado y se endulzado. Expresándolo en términos científicos contemporáneos, podríamos decir que tanto la masa como la energía son una y diferentes al mismo tiempo al estar presentes en un objeto: ambas son iguales y equilibradas cuando el objeto no está en movimiento; sin embargo, cuando el objeto sí está en movimiento, su energía excede su masa. De forma similar, śaktimān y śakti son uno y diferentes: cuando śaktimān aparece como Brahman, el śakti de Brahman y Brahman se encuentran equilibrados y no hay por ende movimiento; sin embargo, cuando śaktimān aparece como Bhagavān él sí está en movimiento, y su śakti (su energía) es aún mayor. De hecho, su śakti lo lleva a moverse, ¡e incluso bailar! De esta manera, el svarūpa-śaktyānanda de Kṛṣṇa le otorga a Dios una mayor sensación de gozo que su propio svarūpānanda.

Compartamos a continuación dos importantes estrofas del Bhāgavata, las cuales hablan específicamente sobre este principio de lo más sagrado:

“¡Oh, el mejor de los brāhmaṇas! Sin personas santas para quienes yo soy el único destino, no deseo disfrutar de mi propia dicha trascendental ni de mi suprema opulencia” (9.4.64)

“Mi querido Uddhava, ni Brahmā, Śiva, Saṅkarṣaṇa, la diosa de la fortuna, ni mi propio ser me son tan queridos como lo eres tú” (11.14.15)

Al servicio tanto del placer como del afecto, Śrī Kṛṣṇa se siente aquí atraído principalmente hacia sus devotos, en relación con quienes experimenta un tipo de dicha la cual se encuentra más allá de aquella alegría que él pueda experimentar al carecer de una vívida conexión con ellos. Comentando sobre el primero de estos dos versos, Śrī Viśvanātha Cakravartīpāda parafrasea a Bhagavān en las siguientes palabras: “Me llaman ātmārāma porque disfruto, pero no deseo ese disfrute sin mis devotos. Más que la felicidad que surge a partir de mi propio svarūpa, yo deseo la felicidad del svarūpa de mis devotos. Ambos poseemos formas espirituales, pero la forma madura de la función espiritual llamada ´misericordia´ existe en aquel bhakti que está dentro del devoto, ya que el mismo es la esencia del cit-śakti, y la misma otorga felicidad incluso a mi svarūpa, y atrae a mi svarūpa”.

En otras palabras, lo que aquí tenemos es a Dios recurriendo a “alguien más” en su intento por sentirse más completo. Esto queda bastante claro desde el comienzo de los ciclos creacionales, en donde se describe a Dios como “siendo uno, pero deseando volverse muchos a causa de su propia dicha”. Aunque este tipo de declaraciones puedan generalmente aplicarse a Mahā-Viṣṇu y su sṛṣṭi-līlā, en un sentido más profundo ellas nos hablan acerca del “Uno convirtiéndose en Dos” con el exclusivo propósito del intercambio amoroso: śaktimān y śakti, Dios y Diosa, Bhagavan y Bhagavati: eko bahu syām. En otras palabras, Dios (junto con sus energías) es lo único que realmente existe; sin embargo, la naturaleza misma de su existencia es tal que tiende hacia la satisfacción en relación con su śakti (más específicamente su svarūpa-śakti) de forma continua, dando lugar así a la posibilidad de rasa.

Así, podríamos decir que sobre la base de tattva-vicāra (consideración filosófica) Dios ya es alguien completo; sin embargo, al mismo tiempo él posee el potencial de volverse aún más completo en el contexto de rasa-vicāra (al él saborear el límite máximo de sí mismo). Por lo tanto, debe existir cierta agencia que facilite un proyecto así de ambicioso. Podríamos llamar a esa agencia simplemente “amor divino”, el cual por su propia naturaleza presenta un libre movimiento de celebración, cuya expresión dinámica se conoce como līlā. Por lo tanto, mediante un adecuado intercambio con sus devotos, Bhagavān puede finalmente experimentar su anhelado nivel de satisfacción. Pero, ¿lo hará realmente?

Si bien podríamos decir que el amor divino concede ilimitada satisfacción, el mismo también otorga una segunda y única experiencia: ilimitada insatisfacción. Aunque la última parecería hablarnos del exacto némesis de la primera, al comprenderla apropiadamente, dicha insatisfacción representará el mayor alcance y expresión de toda satisfacción. El amor divino encarna todo un mundo de paradojas, tal como la que aquí es presentada, y el objetivo de la vida (¡incluso de la vida de Dios!) es resolver tales paradojas, una tras otra. Entonces, ¿cómo podríamos resolver este enigma en particular? En su Bṛhad-bhāgavatāmṛta, Śrīla Sanātana Goswāmī nos entrega una importante pista:

“Es especialmente destacable que la joya prístina de todo héroe inteligente, Śrī Kṛṣṇa, pueda renunciar a su ātmārāmatā (autosatisfacción) y todas sus otras cualidades, pero que no pueda renunciar a su cualidad de mantenerse bajo el control de sus amados devotos; él acepta dicho control gentilmente. Únicamente esto representa el límite último de su divinidad (bhagavattā)” (2.4.228)

En el significado a su propio verso, Śrī Sanātana explica que, “Cuanto más Dios manifiesta su bhakta-vātsalya (afecto hacia sus devotos), más él se convierte en Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios. Esto implica que él “renunciará” a todas sus otras cualidades (incluida su omnipotencia y autosatisfacción) para conservar su identidad como bhakta-vatsala, un atributo que él honra especialmente, manteniéndolo cerca de su corazón”. En otras palabras, podríamos decir que Śrī Kṛṣṇa no es más que un subproducto del afecto de sus devotos, él cual él abraza a plenitud y honra debidamente, con todas sus consecuencias implícitas.

En otra sección de su obra, Śrī Goswāmīpāda se explaya aún más sobre este mismo principio desde un punto de vista diferente. Él declara que “el nombre de Bhagavān es más querido para él que su propia forma divina, estando el primero saturado con rasa”. La idea aquí es que, dado que cada uno de los nombres principales de Kṛṣṇa encarnan en verdad un tipo particular de amor por Dios, ellos representan por ende a diferentes devotos, quienes poseen tal amor: por ejemplo, Rādhā y Yaśodā se dirigirán respectivamente a su viṣaya-ālambana como Rādhānātha y Yaśodānandana. Por consiguiente, Śrī Nāma representa para Kṛṣṇa una gema aún más preciosa que el mismo Nāmī. Es por eso que nunca encontraremos declaraciones tales como, “Un devoto es más querido para Bhagavān que su propio Santo Nombre”, ya que ambos en realidad representan la misma agencia de svarūpa-śaktyānanda. Entonces, pese a que Hari y su nombre son idénticos en un nivel general (‘bhinnatvān nāma-nāminoḥ), en un sentido más específico Nāma será incluso superior a Nāmī, de la misma manera en que un bhakta es considerado “superior” a Bhagavān (desde la perspectiva del propio Bhagavān). Es en ese sentido que podemos establecer el predominio de Nāma por sobre Nāmī, del bhakti por sobre Bhagavān, y de svarūpa-śaktyānanda por sobre svarūpānanda.

Y está de más decir que él (Ātmārāma Śrī Kṛṣṇa) se encuentra eternamente atado a reciprocar en el contexto de la insatisfacción divina. Pero esa es una historia completamente diferente.

Continuará. Parte 2

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